lunes, 18 de febrero de 2008

POR QUÉ NO ME IMPORTÓ ESTUDIAR TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN
En 42 reflexiones



1. Porque me apetecía hacer un examen de acceso después de Selectividad y me sentí estratosférico cuando lo aprobé.


2. Porque estaba convencido de que sería capaz de hablar 6 idiomas en 4 años. Después de ese tiempo, di gracias por seguir dominando el mío (y conocer dos más como para que me den de comer. para que luego te llegue un colega de un colega a decirte que inglés y francés, ¿nada más? que su primo estuvo en londres y viendo a españa en los mundiales de alemania y habla "perfectamente" 5 idiomas, y los cuenta con los dedos de una mano, y luego pregunta que si interpretar es como lo de la traducción simultánea con los casquitos y...)

3. Porque pensaba que la interpretación tenía que ver con ser actor. Luego me di cuenta de que, en realidad, sí, y mucho más de lo que había sospechado.

4. Porque de pequeño veía todas las series y pelis en versión original y sin subtítulos. No me enteraba de nada pero me encantaba porque sonaba como a otro sitio, lejos.

5. Porque donde los demás ven guiris, yo veo la oportunidad de "practicar idiomas", y todos los que encuentro por la calle me parecen simpaticotes/as y un poco perdidos/as, faltos de un amigo/rollo.

6. Porque me sé todas las canciones en versión original y nunca echo mano del 'niano niano' ni del 'whachuwaruwí'. Además, se las traduzco a mis amigos y se las imprimo en un papelito tamaño portada de CD.

7. Porque quería ser Indiana Jones (después de aquella escena en que el joven Indy habla 18 idiomas diferentes con una chavala que se queda alucinada. luego te das cuenta de que las chavalas de la facultad hablan siempre más idiomas que tú. chico listo. hala, a ligar a ambientales), pero a lo más lejos que he llegado ha sido vender tiques en la montaña rusa homónima de EuroDisney. (¡Y contento, eh!)

8. Porque puedo hacer interpretación simultánea cuando estoy viendo una película en versión original con mi novia y los subtítulos bajados de Internet desaparecen sin previo aviso.

9. Porque me encanta conservar los 5 diccionarios de inglés, 2 de francés, 1 de portugués, 3 de alemán, el de gramática, el de la RAE, de colocaciones, el panhispánico, el Alcaraz Varó, etc. Tengo hasta diccionarios de idiomas que no sé dónde se hablan.

10. Porque no hay nada mejor que pasarse horas y horas, incluso días y días, en una misma traducción sobre conocimientos de embarque y aranceles para una naviera de Alaska.

11. Porque en los exámenes de traducción te dejaban llevar todos los diccionarios y los glosarios que quisieras (o pudieras), y me encantaba andar todo el día cargado con ellos por la facultad.

12. Porque no teníamos apuntes, pero sí 1.700 páginas de tratados incomprensibles sobre asuntos tan abstractos como la psicolingüística, la pragmática o la terminografía lexicológica.

13. Porque teníamos exámenes que duraban 4 ó 5 horas en los que tan sólo se pedía traducir un artículo sobre la cría caballar en las planicies del Yukón y su impacto en la economía esquimal. Y te faltaba tiempo.

14. Porque me encantaba dejarme una pasta en The Economist y en Le Monde Diplomatique.

15. Porque sigo suscrito a The New York Times en línea, pero no sé muy bien para qué.


16. Porque me ahorraba una pastora gansa en tabaco, cubatas o jachís: bastaba para cubrir la jornada el colocón con el que salías de la cabina tras 25 minutos de simultánea sobre reglamentos comunitarios para buques de doble casco.

17. Porque me encantó empollarme los 153.000 phrasal verbs que existen en inglés.

18. Porque me flipó conocer todas las instituciones de la UE, su función, su presidente, vicepresidente y ministros de memoria.

19. Porque, desde mi paso por la facultad, mi capacidad receptiva no se bloquea (nunca, palabrita) cuando cambio bruscamente de uno de los varios idiomas que hablo al otro.

20. Porque mereció la pena, al menos durante un espacio de tiempo total de unos treinta y cinco sublimes minutos a lo largo de toda la carrera, haber sido capaz de escuchar un idioma, pensar, traducirlo, y hablar en otro idioma distinto, todo a la vez y correctamente. Gracias a ello, ahora estoy perfectamente capacitado de reservar hostales en Ámsterdam por teléfono (con encanto, baratitos, en el centro y que dejen fumar en la habitación), mientras discuto con mi novia, a quien la cama no le parece demasiado cómoda en la foto.

21. Porque sé que en el idioma inglés, injustamente desprestigiado por su supuesta simpleza, hay unos 763 verbos de movimiento dependiendo de cuál sea la superficie sobre la que te desplazas, lo cansado que estés o si piensas tomarte un Bitter Kas cuando llegues a tu destino o no, si bien nunca consigo retenerlos y tengo que mirarlos una y otra vez en el diccionario, aunque salgan 18 veces en el mismo texto. Igual con cualquier verbo que tenga que ver con los conceptos de "mirar", "sonreír" o "gesticular".

22. Porque mido el tiempo en traducciones: 'cuando acabe esta traducción voy a hacer la compra'.

23. Porque me encantaba no entender ni jota mis propias notas en interpretación. Siempre parecía que las había escrito otro.

24. Porque es normal que no me gustara el sonido de mi voz grabada en cinta tras una interpretación. Siempre parecía la voz de otro.

25. Porque me encanta seguir sin saber qué es la pragmática en tanto que campo de estudio de las implicaturas prácticas del uso del lenguaje.

26. Porque adoraba hacer cola en los despachos de los profesores para que te entregaran una traducción corregida. Luego te das cuenta de que esto es así sólo en la facultad, y que en las empresas te mandan traducciones corregidas, quieras o no, y cuando menos te lo esperas.

27. Porque traducción e interpretación fueron una buena excusa para viajar (la mejor excusa para viajar).

28. Porque sigo sin tener ni idea de quién es María Moliner, pero fue un placer usar su diccionario.

29. Porque me encantó conocer mundo cuando ser Erasmus era aún una aventura: no había ni euros, ni easyJet, ni España Directo, ni metro a Barajas, chateábamos por telnet o IRC y uno se emocionaba cuando tenía ¡5 mails nuevos desde España! en su cuenta recién abierta de Hotmail.


30. Porque para estar al día había que ver el telediario de las 5 a.m. antes de ir a clase.

31. Porque casi nadie estaba al día antes de ir a clase.

32. Porque siempre había alguien que estaba al día por todos los demás.

33. Porque he llegado a estar en aulas en la que nadie compartía mi inclinación sexual por la hembra (y eran aulas grandecitas...).

34. Porque, desde entonces, cada vez que hago una traducción a otro idioma consulto segundas opiniones a colegas guiris y los tengo agrupados en el messenger en grupos como "dublín", "bruselas", "erasmus" o "intercambio".

35. Porque se puso fin a la controversia sobre quién es el patrón de los traductores: ni San Jerónimo ni Alfonso X el Sabio. San Gúguel y Santa Güiquipedia son nuestros patrones.

36. Porque con Gúguel entendí lo que era la frecuencia global de una palabra, y llegué a confiar ciegamente en este bendito parámetro.

37. Porque quise llegar a ser intérprete en la ONU, eso sí, trabajando un mes al año y los otros 11 viajando o traduciendo literatura neozelandesa y guiones de Los Simpson.

38. Porque todos hemos soñado con ser freelancers, lo más cool de la vida, aunque después consista en estar en pijama todo el día, con el tabaco y el teclado como únicos compañeros, comer y cenar dependiendo de cómo vayas con la traducción, y perder un cuarto de hora en facebook o en tu blog cada vez que vas a mirar una palabra en un diccionario en línea.

39. Porque fue divertido comprobar que los catalanoparlantes y gallegoparlantes siempre habían creído saber catalán y gallego, hasta que empezaron a suspender catalán A1 / gallego A1 y sus respectivas posteriores asignaturas de traducción. También fue divertido comprobar que los no catalonoparlantes y gallegoparlantes en realidad no entendemos un carajo de esas lenguas, pese a la creencia popular (ah, sí, el catalán se entiende perfectamente si te hablan despacio. copón pa ti.)

40. Porque todos hemos querido ser localizadores de software, porque era lo más moderno, y hemos terminado pidiendo a gritos la aniquilación de la tecnología, y tablillas de cera y punzón para dedicarnos a retraducir las obras completas de Tito Livio.

41. Porque me encanta eso de: depende de quien te pague.

42. Porque el que vale, vale y el que no, en Filología cabe.

34 comentarios:

Miguel Marqués dijo...

Esto es una versión libre de algo que encontré rondando por Internet.

¡A los colegas de profesión, a ver si es todo esto verdad, o no!

¡Amigos íntimos, familiares, amiguetes! Os ayudará a conocer un poco mejor mi idiosincrasia estudiantil de antaño y profesional de ahora :)

Besos y sonrisas a todos, así de cursimente, que es lunes. ;)

Anónimo dijo...

Madre mía, que me ha dado el olorcillo a tostadas con tomate que había por los pasillos de la calle Puentezuelas.

Tambíen he vuelto a sentir el olor del miedo de los exámenes de Inversa.

Y la fragancia a tabaco y café del vestíbulo acristalado del ISTI.

Cuantas cosas...

Pilar

Anónimo dijo...

Genial!
Creo que podría adjuntar alguna que otra reflexión más relacionada con el personal de administración y servicios o las infraestructuras de la facultad... pero grosso modo a mí tampoco me importó estudiar traducción e interpretación por las mismas razones!
Un abrazo!
Pilar Ordóñez (veo que hay por ahí una tocaya!)

Miguel Marqués dijo...

Sí, Pilar Ordóñez, la tocaya es también paisana: Pilar Solán, de Úbeda. Un poco más joven que nosotros la chiquilla :) Un besico!!

Guadaloop dijo...

Yo tambien me acuerdo de la chambre a gaz del ISTI...!
Y añadiendo otra reflexion:

Porque la gente que no tiene ni idea pretende a veces que les hagas traducciones a la velocidad de la luz sobre textos de física cuántica y o de ingeniera aeronautica y si dices que eso lleva tiempo, siempre te responden "¡¿pero tu no sabías inglés?!"

¡­Muchos besos desde la Isla Esmeralda!

Guadalupe

Wordmaze dijo...

Muy bueno, Miguel.

Como autónoma me he sentido muy identificada. Me mandaron una vez esta definición de un autónomo (no me acuerdo quién fue):

The top 10 Misconceptions about Translation:

10. Paying promptly for the services of a plumber/lawyer/doctor is a must. However, the translator doesn't mind waiting indefinitely for payment.

9. Anybody with two years of high school language (or a foreign-tongued grandmother) can translate.

8. A good translator doesn't need a dictionary.

7. There's no difference between translation and interpretation.

6. Translators don't mind working nights and weekends at no extra charge.

5. Translators don't need to understand what they're translating.

4. A good translator doesn't need proofing or editing.

3. Translation is just typing in a foreign language.

2. A translator costs $49.95 at Radio Shack and runs on two AA batteries.

And the 1st misconception about translation and translators is:

1. The document that took a team of 20 people two months to put together can be translated overnight by one person and still retain the same impact as the original.

Pero a pesar de todo, me encanta nuestra profesión.

Un besote y sigue así de creativo,

Marga

Anónimo dijo...

Nunca había leído tantos argumentos para poder entender la palabra del altísimo!!

Anónimo dijo...

Deberías marcarte unas 50 razones de porqué sí te importaría estudiar Traducción e Interpetación.
Como que es más fácil no? xD

MSalieri dijo...

Qué guaaaapo nen :D Si intento hacer lo mismo con mi carrera seguro que no llego a 15, snif.

Miguel Marqués dijo...

Mmmm...

Es todo muy irónico, no sé si esto lo vemos sólo los que hemos hecho traducción, jeje.

:P

Unknown dijo...

Me gustán mucho las 13. y 35.

Ciao,

Étienne.

Anónimo dijo...

Porque en las clases de interpretación aprendí mi capacidad para hacer reír a la gente. La mala suerte quería que mis cintas fueran, a menudo, elegidas por la profesora. Y si no eran cintas de verbo depurado ("senyores i senyors, bona tarda... eeeeeem... les organitzacions... eeee... [relais] ... van dir... uuuuum... gràcies"), contenían pequeños lapsus como por ejemplo confundir "munyons" (muñones) con "mugrons" (pezones). Todavía se me recuerda por aquí por esa gran proeza.

Vivan la traducción, Chomsky, la gente que piensa que utilizo diccionarios porque soy una mentirosa y no sé traducir y la que piensa que Traducción e Interpretación es una carrera muy progre porque cuando terminas eres un actor con idiomas.

(Gracias por regalarme unas risas en mi rato de digestión).

Petó

Anónimo dijo...

Ah, a mí no me pasó lo del catalán A1... pero siempre saqué mejores notas en mi C que en mi B, tanto en gramática como traducción. Y me pasé toda la carrera oyendo la misma pregunta: "¿qué haces tú en inglés?". Puafs.

Miguel Marqués dijo...

Cómo te iba a pasar a ti lo del catalán A1, Nadieta?

(castellano A1 para mí fue un poco infierno que resolví a base de empollarme el Alarcos Llorach)

(luego a uno se le queda y se le empieza a dar mejor)

Beset,
Miguel

Virginia Barbancho dijo...

Me quedo con la 5, la 6, la 22, la 27, la 39... o eran la 4 la 7, la....aaahhh!!!!

Si que entrena el cerebro la traducción ésa, Miguel...

Sólo este post ya vale una razón 43

Besazo

Anónimo dijo...

Gracias a la diosa, algunos no tuvimos problema alguno para manejar nuestras A1 y A2 (veníamos bilingües de casa) y tuvimos siempre el buen tino de no sentir la menor atracción por la localización de software. Ningún traductor que se precie debería sentirse atraído por una rama de la profesión cuyo nombre es una mala traducción. El que vale, vale, y el que no, a traducir menús desplegables ;-P

Anónimo dijo...

My two cents

1. Porque se me ocurrió que lo mismo la carrera estaba bien y hacer un examen más después de haber superado COU en mi infernal instituto y la Selectividad tampoco parecía gran cosa.

2. Porque creía que iba a profundizar muchísimo en los conocimientos de los cuatro idiomas que ya sabía y tal vez aprendiese alguno más, y mira...

3. Porque creía que la interpretación no tenía nada que ver con ser actriz. Luego me di cuenta de que, en realidad, sí. Como todo.

4. Porque de pequeña me fascinó descubrir que, en realidad, los actores de Hollywood no hablaban castellano.

5. Porque donde unos ven guiris y otros la oportunidad de "practicar idiomas", yo veo personas, no necesariamente más simpáticas o necesitadas de afecto que cualquier otra, pero me gusta saber que si lo son, o lo están, puedo comunicarme con ellas.

6. Porque no me sé entera casi ninguna canción independientemente del idioma en que esté escrita, y dejé de traducirles letras de canciones a mis amigas más o menos por la misma época en que dejamos de escribirnos dedicatorias en las carpetas, pero cuando las escucho sin memorizarlas, me encanta entenderlas.

7. Porque quería viajar continuamente por todo el mundo y a lo más que he llegado ha sido a viajar alrededor de mi misma.

8. Porque puedo mantener la cordura mientras hablo por teléfono con mi madre en un idioma, discuto con mi novio en otro y veo una película en versión original que no me bajo de Internet porque me cae bien el dueño del videoclub de la esquina.

9. Porque me encanta conservar los diccionarios. Y comprar alguno nuevo de vez en cuando.

10. Porque no hay nada mejor que pasarse horas y horas, incluso días y días, en una misma traducción, sobre el tema que sea. Mejor si interesa.

11. Porque en los exámenes de traducción te dejaban llevar todos los diccionarios y los glosarios que quisieras (o pudieras), y me encantaba andar todo el día cargada con ellos por la facultad tras haberme hecho los 45 minutos de autobús del centro al campus y haberle cedido el asiento a alguna vieja desagradecida.

12. Porque no teníamos apuntes, pero nos teníamos que hacer nuestras buenas 100 paginitas anuales en trabajos de investigación sobre teoría de la traducción, lingüística o terminología, o estudios comparativos entre el sistema legal británico y el patrio.

13. Porque teníamos exámenes que duraban 4 o 5 horas en los que tan solo se pedía traducir un artículo sobre artes de pesca de inglés a gallego, para el que los 15 kg de diccionarios que previamente habías cargado hasta la facultad no te servían de nada y los textos paralelos en español, inglés y portugués que el profesor entregaba eran tu única herramienta. Y lo traducías. Y te sobraba tiempo.

14. Porque jamás me he dejado una pasta en The Economist ni en Le Monde Diplomatique.

15. Porque jamás me he suscrito a The New York Times en papel ni en línea, y sigo sin planes inmediatos de hacerlo.

16. Porque me ahorraba una pasta gansa en cubatas o hachís: bastaba para cubrir la jornada el colocón con el que salías de la cabina tras 25 minutos de simultánea de un discurso de la reina de Inglaterra. Nunca me he ahorrado la del tabaco.

17. Porque jamás me empollé los 153.000 phrasal verbs que existen en inglés, ni los irregulares, for that matter.

18. Porque me flipó conocer todas las instituciones de la UE, su función, su presidente, vicepresidente y ministros de memoria. Y más me flipó olvidarlos según terminé la carrera.

19. Porque mi paso por la facultad no me aportó ningún aumento sustancial de mi capacidad de percepción.

20. Porque, afortunadamente, mi capacidad para escuchar un idioma, procesar lo que escucho y expresarlo luego en otro idioma, no se vio mermada por las sesiones de simultánea interpretando discursos de la antedicha reina.

21. Porque de lo de los 763 verbos de movimiento del inglés vengo de enterarme ahora, y agradezco a la inefable profesora de inglés sueca de mi facultad que se ahorrase la gentileza.

22. Porque mido el tiempo en traducciones: “cuando acabe esta traducción voy a hacer la compra”. O "cuando acabe de traducir este párrafo voy al baño".

23. Porque me encantaba no entender ni jota de mis propias notas en interpretación. Siempre parecía que las había escrito otra.

24. Porque es normal que no me gustara el sonido de mi voz grabada en cinta tras una interpretación. Es horrorosa.

25. Porque por fin sé qué es la pragmática en tanto que campo de estudio de las implicaturas prácticas del uso del lenguaje. Lo que hace la distancia...

26. Porque jamás he hecho cola en el despacho de un profesor para que me entregara una traducción corregida ni ninguna otra cosa. Y porque agradezco a mis clientes que rara vez me den la coña con correcciones.

27. Porque traducción e interpretación fueron una buena excusa para viajar (la mejor excusa para viajar).

28. Porque sigo sin tener ni idea de quién es María Moliner, pero fue un placer usar su diccionario.

29. Porque me encantó irme a ver mundo por libre mientras mis compañeros se iban de Erasmus a emborracharse con otros Erasmus españoles para volver a casa sabiendo el mismo inglés/francés/portugués/alemán que cuando se habían ido (ordinarieces aparte) y traer su expediente bien saneado.

30. Porque para estar al día había que ver el telediario de las 5 a.m. antes de ir a clase. Y suscribirse a Le Monde Diplomatique y The Economist. Y para tener el nivel mínimo para aprobar primero había que haber pasado al menos dos años viviendo en el extranjero.

31. Porque casi nadie estaba al día antes de ir a clase. Y a los dos o tres que habían pasado dos años en el extranjero para prepararse para el gran reto de superar primero, el extranjero no había pasado por ellos.

32. Porque siempre había alguien que estaba al día por todos los demás. Y luego le servía de lo mismo que a los que no lo estaban.

33. Porque he llegado a estar en aulas en las que todos compartíamos mi inclinación sexual por el macho (si bien es cierto que nuestras aulas eran más bien pequeñas...).

34. Porque, desde entonces, procuro no hacer traducciones a lenguas que no sean las mías maternas, para garantizar la calidad de mi trabajo y ahorrarme quebraderos de cabeza.

35. Porque para ser patrón de los traductores a Alfonso X le falta ser santo.

36. Porque con Google entendí lo que era la frecuencia global de una palabra, y con la experiencia aprendí a no confiar ciegamente en nada.

37. Porque, como todos, quise llegar a ser intérprete en la ONU, y luego me di cuenta de que tenía que ser un coñazo monumental y me entregué en cuerpo y alma a mi voto de pobreza.

38. Porque soñé con ser freelance y, aunque no es lo más cool de la vida, prefiero la compañía del tabaco, el teclado, los diccionarios y mis gatos al ambiente de cualquier oficina. Y me encanta tener la posibilidad de decidir cuándo como, cuándo ceno, cuándo prefiero trabajar en pijama o cuándo vestirme de estupenda.

39. Porque fue divertido comprobar cómo los que creían ser bilingües inglés-español o francés-español porque su padre era natural de una remota aldea de Gales o de la Provenza aprendían que el dominio de una lengua no lo transmite la genética.

40. Porque todos hemos querido ser traductores literarios y hemos terminado dándonos cuenta de que, ante un amigo que conoce a un primo hermano del cuñado de la que se tira al editor, tu título y tu experiencia valen de muy poco.

41. Porque me encanta eso de: es que el cliente final todavía no nos ha pagado.

42. Porque todo vale.

MMM dijo...

turnofthescrew no conoce a Miguel Marqués...especialmente en las 13 a la 20 (aprox.)

... Porque fue auténtico... y ahora intento que las 42 razones más las demás aportadas (las wenas y las malas) no se me olviden al entrar en clase: soy profesora de traducción...

... Porque no concibo no contar con mis colegas de la facultad en el día especial que se avecina...

Se me ocurre otras tantas pero... tengo exámenes que corregir!!! Ah! Y no tengo colas en los pasillos, Miguelón, pero sí: tutorías virtuales, plataformas electrónicas de docencia, foros y chats para consultas con la profesora, cargas de material corregido, evaluado y comentado por la profesora...
Ah... y a la boda vienen algunas figuras de la FTI que no olvidarás... ;)
MMM

carmen moreno dijo...

Me los he leído todos. Qué bueno. Yo creo que no encontraría más de dos razones para haber estudiado Filología Hispánica.
Ah, Miguel, lo bueno que tiene haber estudiado Filología (qué le vamos a hacer no todo el mundo vale) es que te enteras de qué es la Pragmática. Jajajajaja.

Anónimo dijo...

Por supuesto que no conozco a Miguel Marqués, Marian, ni a ninguno de los presentes, la verdad. Solo pasaba por aquí.

Miguel Marqués dijo...

turnofthescrew, seguramente todos los que por aquí pasen agradecerán tu comentario. Nos has descubierto la lucidez del profesional realizado, has compartido con nosotros tus virtudes más ocultas y tus opiniones más íntimas, deslizando también entre líneas algunas agudas reflexiones sobre la vida y el ser, tan sibilina y delicadamente como ya quisiera Jorge Bucay. No como el bullanguero administrador de este blog y su reguero de tópicos someros y frivolidades desubicadas sobre un tema tan, tan, tan...

(No, no se rían. Si no vio un ápice de la pura ironía que la entrada que puse rezuma por los cuatro costados, probablemente el párrafo anterior se lo haya tragado a pies juntillas. Shhh.)

No voy a dedicar ni una línea a explicar cuánto me interesó la carrera que estudié, cuánto la disfruté. Tanto como disfruto ahora de mi profesión.

Creo que fue Pérez Galdós quien dijo que, al final de la vida, daba pánico pensar que quienes más sinceramente habían alabado nuestra obra en vida fueran quizá los que menos la habían comprendido. Tú no has alabado, pero tampoco has comprendido, y eso me hace, una vez más, desconfiar en las posibilidades de la comunicación humana. Es una pena, porque comparto punto por punto tus 42 reflexiones. Hasta las dignas de Bucay. Y no me gusta regañar a un colega que potencialmente me caería bien por haberse equivocado de tono y de lugar, como tú.

Sí, yo creo que, como dice Marián, no me (nos) conoces de nada. Y es lo que más me extraña: no sé qué placer puede reportar alardear de integridad, gravedad, capacidad, templanza y otras virtudes (innegablemente útiles para el traductor y para cualquier otro profesional) ante desconocidos. Algún tipo de placer secreto, seguramente. Trabajar en casa a veces es tan aburrido.

La verdad, podrías haberte ahorrado tus dos céntimos. Los próximos guárdatelos en la huchita del whiskas y el tabaco.

Anónimo dijo...

Vaya, siento haber desatado tamaña ira. No era mi intención, lo lamento. Como tampoco lo era iluminar a nadie ni emitir juicio alguno (cosa que no creo haber hecho, por otro lado). Resulta verdaderamente irónico que haya usted interpretado como gravedad y no sé cuántas cosas más lo que no era más que otra expresión de ironía, bastante distinta de la suya, desde luego. Creo que se equivoca usted, al igual que Marián antes, dejándose llevar por algún tipo de sospecha sobre mi posible identidad (sospecha injustificada, lo siento: repito, no le conozco a usted de nada).

Lo que nunca entenderé es por qué la gente abre blogs con acceso indiscriminado al público para luego reaccionar tan airadamente cuando algún desconocido deja un comentario. Blogger tiene funciones muy útiles para evitar que desconocidos desavisados como yo irrumpan incautamente en fiestas privadas. Nos ahorraríamos todos muchos sinsabores: el propietario del blog el de encontrarse con visitantes indeseables como servidora y los transeúntes, el de verse vapuleados por no haber entendido que lo que parecía un cálido lugar abierto a todos los públicos era un recoleto patio de recreo privado.

Mis disculpas a usted y a sus invitados.

Dora dijo...

Yo de traducción de idiomas, poco... más bien nada. Sólo sé traducir partituras. Desde los 8 años llevo descifrando figuras, tiempos, sonidos y los intento llevar al violín. Horas delante de los papeles, rodeando los pasajes difíciles, intentándolo una y otra vez, repitiendo lo mismo para que al final la obra sea como el compositor quería escucharlo.

Este es mi idioma, la música.

- Porque quiero hacer sentir bien a la gente y hacerlos soñar con la música.
- Porque quise que los niños y las niñes se divirtieran con la música.
- Porque quiero que la música sea un nuevo idioma que nos una a todas y a todos.

NáN dijo...

Voy a cometer una imprudencia. Textos tan largos me los tenía reservados para cuando tuviera un buen rato, así que hablo o escribo a partir de una lectura "a vista de pájaro" del texto y con un poquito más de atención el que parece que Miguel "se pica" porque cree que no has pillado su ironía y luego el que tú te dueles" de que él no haya pillado la tuya.

Reservándome cambios de opinión cuando os lea de verdad, de los últimos comentarios opino:

¿Qué pasa aquí? Y me refiero a la blogosfera, no a este blog. ¿Es que no vale pelearse? ¿Es que hay que tratar con reverencias al que venga; o el que venga tratar respetuosamente al interno?
Uno se puede tomar equivocadamente las cosas, porque no las ha entendido bien o porque el otro no lo ha explicado bien: o por ambas cosas. Y hace muy bien, en este caso Miguel ha hecho muy bien, de azuzar un poco, mover el árbol o como queramos decirlo.
Miguel te ha planteado una escaramuza y tú te haces el ofendido/a y te vas poniéndote encima el chal de la dignidad. Pegaos un poco, anda, que es virtual y no hay sangre. Si podéis, sed graciosos en beneficio de los demás.
Pero lo que veo, con tu vuelta de tuerca, es que te han retado. Tú primero a él y él después a ti. En esas circunstancias, es un "lucha o huye": y de momento tú has huido. Con mucha dignidad, eso sí. Que no te sirve ni a ti ni a nadie.

Miguel Marqués dijo...

¡Y de veras que lo siento, turnofthescrew!

No te preocupes, creo que ni Marián ni yo sospechamos nada sobre una posible ocultación de identidad tuya. Es más, estoy seguro de que no nos conocemos.

Se me fue la mano, lo reconozco. Me he tomado como algo personal lo que quizás no lo era. La crispación que me produce el ambiente de oficina (tienes razón, a veces es horrendo) y uno de mis célebres y proverbiales accesos de inseguridad ombliguista son responsables de parte de mi reacción ácida.

Este lugar quiere ser cálido y abierto, pero me parece que has entrado, en román paladino, un poco de sobrá. No hay ningún problema con ello: conozco a sobraos encantadores. Pero pareciera que nos tomabas por mediocres traductores que no se han asomado más allá del topicazo del pasillo de facultad. Cuando lo que estaba haciendo era reírme de todo ello, de esa época, de esas formas.

Lo dicho: mala leche y un carácter indebidamente picajoso, pelín egoistón (no me pasa a menudo).

Lo siento, te lo digo a ti y para que lo lean los demás.

Vuelve cuando quieras.

Samu dijo...

JAJAJA... ¡¡muy bueno Miguel!! Sí, a mi también me trajo gratos (y no tan gratos) recuerdos.
Muy buena la 33 :-D recuerdo que éramos una minoría en vías de extinción!

Anónimo dijo...

Menudo follón has liado con la carrera, ninio.
Y yo sin enterarme...

Besos

Caperucito Lorca dijo...

Uff, no pensé que me fuera a leer la dura lista de 42 componentes. Pero sí, cayeron todos.

Tendré que ir haciéndome "Por qué no me importó estudiar Periodismo en 42 reflexiones". Pero, ¿esto se hace antes, durante o después de acabar la carrera?

Es que yo estoy en ello... ^^ (y no me gustó ese guiño traicionero a tus vecinos los filólogos. Que yo ya estaba pensando en un acceso al 2º ciclo o algo así!!!)

Anónimo dijo...

Y porque en Granada se estudia y se vive muy bien :-)

José Mari dijo...

No has dicho nada del colegio, Marqués, eso que estabas metido en todas las movidas.
Lo de Filología es cierto, palabra de filólogo venido a menos, es decir, a docente - discente - demente.

Reb dijo...

Excelente enumeración salvo el punto 42.
Para amar tu oficio no hace falta despreciar los otros :(

Anónimo dijo...

Los pasillos de Puentezuelas no huelen ya a tostadas, dos máquinas sustituyeron la cafetería en las antiguas caballerizas, Sanidad decidió cerrarla. Ahora sigue oliendo al personal no docente incompetente y al docente también. Cada vez hay menos nivel en las aulas, más rivalidad y más etiquetas. No podemos olvidar a los altos cargos que siempre intentan hacerte la vida universitaria menos fácil... Nadie entenderá por qué todo el material está en la 501 y no en la fotocopiadora de la facultad, en la que te cobran 3 céntimos más baratas las impresiones... Puentezuelas/Buensuceso, un mar de sensaciones...

Uno de los que acaban...

iTzAL dijo...

jajaja ...qué bueno! No lo había leído nunca de mi carrera.

Porque cada vez que voy al cine soy la última en salir de la sala para ver quién la ha traducido, o porque no compro un libro si en la portada no sale el nombre del traductor!

:) saludossss

Anónimo dijo...

Muy bueno Miguel!

He visto tu artículo a través de Marian Morón y estoy totalmente de acuerdo en la mayoría de las entradas.

No obstante la que más me ha encantado ha sido la de Disneyland, jaja, me he sentido verdaderamente identificado después de dos veranos y tres Halloweens peleándome con padres de media Europa porque sus hijos no pueden entrar en "Space Mountain" (y aún así me creía guay por trabajar allí, jeje)

Felicidades, muy bueno!

Jonathan Pérez (Pablo de Olavide)