domingo, 16 de diciembre de 2007

Diario Drástico del Chico Estudioso que Escuchaba a Nirvana

Parte II: Yo maté a Kurt Cobain

El grunge jamás debió haber existido. Aún hoy deja heridos y muertos en los campos de batalla. No es más que un síndrome postbélico. Golpeó como un mazazo en la conciencia a miles, millones de adolescentes industrializados, en lo más sensible y a la hora más sensible. Fue voz de lo inasible, se instituyó en proclama de los que no tenían nada que proclamar y ha quedado como eco en la sima personal de algunos que ya son más treintañeros que niñatos.

Reverbera el grunge en ésos como una música triste, no nostálgica, ni melancólica, sino profundamente triste. Grito de rabia no contenida de los que no sabían dar palabras a su malestar, inexplicable, terco. Quizá algunos le deban algo, los que supieron culpar a Nirvana de la negrura, descargando con ellos y en ellos frustraciones y temores. Aún hoy, hay recaídas en ese miedo a tener miedo cuando suenan canciones de los de Seattle, sobre todo las menos conocidas, más lentas, más internas.


Le pongo los ojos, el pelo y la perilla de Cobain a mis miedos y vuelvo a palpar esos acordes histéricos de jersey viejo y sexualidad del que pasa de todo. Huelo las guitarras y Kurt me mira fijamente desde su póster diciéndome “te di miedo, creíste que podrías acabar haciendo lo que yo, es todo teatro, no seas idiota, no seas idiota”. Y luego se pasa porque claro, esa tristeza madura, cae por su propio peso y se la comen las mariquitas.

Pero el otro día conocía a una muchacha veterana del conflicto, lisiada en el corazón por los himnos antivitales de Nirvana. ¿Qué miedo la atenaza aún a ella? ¿Qué le hace borrar de su espejo esos ojos como nueces, la belleza concentrada, el exotismo francoturco, esa inteligencia con mordaza? ¿Qué le hace arrojar el paquete de tabaco a la mesa como si fuera una carga insoportable, cada vez que lo saca del bolso?

¿Qué le pasa a Febe y cuánto tiene de culpa Nirvana? Febe se enamoró de Kurt Cobain y ya nada se puede hacer. Yo lo maté. Lo tuve que hacer para que no acabara él conmigo. Ahora Febe me sigue los pasos, y yo olisqueo los suyos, y me río cuando empuña su sarcasmo como un niño empuña una espada de plástico, porque sé que es lo único que queda de Kurt en ella. Esa espada un poco ridícula con la que siempre terminamos jugando.


La foto es prestada del blog Two-Timing my Scrapbook

miércoles, 5 de diciembre de 2007

¡Globalízate!




Globalízate es una organización preocupada entre otros asuntos por las consecuencias de la globalización capitalista y, sobre todo, por el calentamiento global. Para ellos he hecho traducciones de algunos artículos, que se pueden leer en su sitio Web. Ahí están metidos buenos amigos.

Globalízate crece: prueba de ello es que es la organización encargada de levantar en España la manifestación que se enmarca dentro de la Campaña Global contra el Cambio Climático: habrá otras 80 en distintas ciudades del mundo, coincidiendo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP13/MOP3), que comenzó en Bali el lunes día 3 y durará hasta el 15.

La manifestación tendrá lugar el sábado día 8: saldrá a las 12:00, pero no desde Sol como se indica en el cartel, sino desde la plaza de Jacinto Benavente (junto a los Cines Ideal, la parada de metro sigue siendo Sol).

Con el puente, mucha gente estará por ahí (entre ellos yo). Los que os quedéis y estéis concienciados con el problema, ya sabéis que tenéis esta cita.

Nos vemos en la otra orilla.

martes, 4 de diciembre de 2007

Sobre la Machota Baja



Avistado este fin de semana un homínido letrado con aspecto de maquis en la Sierra de Guadarrama, concretamente en la cima de la Machota Baja (1.404 m.), pico que domina la población de Zarzalejo. Subió a la misma para gritar, por causas que no han trascendido.

Está dotado de aparato fonador, aunque, al igual que su bipedismo, está aún poco desarrollado. Se alimenta principalmente de mayonesa y queso parmesano, a juzgar por los rastros.

Siente una especial adoración, aún inexplicada, por las cumbres peladas y vacías, a las que trepa compulsivamente y sin aviso previo (anótese).

Quizá algún gen torcido, o una atávica tendencia a buscar la soledad difusa de lo más alto, quién sabe.

Si mi vida reciente fuera un documental de National Geographic, Marco sería uno de mis cámaras más arriesgados. Gracias, nen.